No consigo evitar la comparación de vuestra historia inicial, la tuya, la de Raúl y la de tantos otros, con la de los que disienten en la Cuba de hoy. Un incruento golpe de Estado de Batista, en 1952, te empujó a alzarte en armas contra el dictador que violentaba la Constitución. El 26 de julio de 1953, era domingo y doscientos hombres bajo tu mando se disponían a asaltar el Cuartel Moncada de Santiago de Cuba aprovechando que buen número de soldados andaban bebidos por las fiestas del apóstol, patrón de Santiago de Cuba. Hubo muertes por ambos lados y el asalto terminó en un fracaso. Los supervivientes quedaron en manos de Batista. En el juicio proclamaste que “la Historia te absolvería”. Ahora, existen serias dudas.
El ataque a un cuartel, por parte de dos centenares de civiles, con soldados muertos, fue un bombazo en medio del indolente Caribe. Es lo que buscabas para atraer la atención sobre la usurpación del poder y el atentado a las libertades por parte del ex-sargento, Fulgencio Batista Zaldívar. Te defendiste tu mismo como abogado y la intervención de Monseñor Pérez Serantes, Arzobispo de Santiago, que te había bautizado, te salvó la vida. Tuviste un juez imparcial, Manuel Urrutia Lleo, que nombrarías Presidente de la República en enero de 1958.
Orlando Zapata Tamayo, de 42 años, murió tras 86 días de ayuno en protesta por el trato que se da en en la prisión de Kilo 8 de Camagüey a los presos de conciencia, muchos de los cuales cayeron en las redadas de 2003 y que, como en el caso de Orlando, sumaban hasta 25 años de cárcel por expresar opiniones diferentes de las del régimen. Recuerdo que en 1953, los supervivientes fuisteis encarcelado en Isla de Pinos donde no pasasteis más de 19 meses tu y unos cuantos más tus compañeros del Moncada. Hay que recordar que produjisteis muertes entre los soldados. Vuestras condiciones de vida no fueron tan malas cuando creaste la Academia Abel Santamarí en la que, como único profesor, adiestrabas a los hombres llamados a seguirte al exilio mexicano en Mayo 1955.
Con aquellos antecedentes, deberíais haber sido más magnánimos con los presos de la Primavera Negra a la que quisisteis dar un escarmiento. Fundador de Alternativa Republicana, el albañil Orlando Zapata Tamayo se convertía en un enemigo del pueblo por no plegarse a las consignas del régimen y querer pensar por sí mismo. ¿Por qué no expulsasteis a los presos de conciencia como hizo Batista con vosotros? Le habéis dejado morir en su huelga de hambre de 86 días. En todo país civilizado, “es un delito no prestar asistencia a persona en peligro de muerte”. Os dije que hicisteis mal en no dejar salir a Yoani Sánchez para recibir su Premio Ortega y Gasset. Ahora habéis rizado el rizo. Muchos creíamos en la posibilidad de una Transición pacífica. Hoy dudo que sea posible. En cualquier caso, otro ilustre gallego, Francisco Franco, que afirmaba haber dejado todo “atado y bien atado”, no creáis que vuestros nudos van a ser más fuertes y duraderos.
Sem comentários:
Enviar um comentário